28 sept 2013

LAS MÁQUINAS DEL TIEMPO

Un manantial es un nacimiento de agua, el inicio de un curso, arroyo, río, laguna, lago, etc. Brota el agua de manera incesante, limpia, con más o menos fuerza. En las montañas, fruto del deshielo de los neveros, los manantiales se cuentan por centenares. Aguas que se filtran y vuelven a filtrarse, bajando y bajando por donde la roca ofrece menor resistencia, entre grietas naturales, hasta llegar a lugares accesibles para el hombre, quien les da uso y nombre.

Hoy sabemos que, incluso en los lugares más secos o baldíos existen corrientes subterráneas y puntos de captación de agua de manera artificial. Pero desde siempre existieron en muchos lugares de Iberia emanaciones naturales de agua pura que permitieron los asentamientos humanos sin necesidad de depender de las frías y húmedas zonas montañosas.

La ausencia de oquedades en el relieve que sirvieran de alojamiento natural, hacía que se adoptaran soluciones de excavación en montículos, donde el propio terreno suavizara las extremas condiciones térmicas de la llanura. Muchas construcciones que cuentan con bodega son recientes edificaciones sobre remotas viviendas subterráneas.

Estos primeros lugares de permanencia en tierras más llanas, donde existía de manera natural la huerta, el agua limpia y la leña seca, se convertirían en las fundaciones o residencias, en torno a las cuales se construirían el resto de hogares para la propia descendencia. De tal manera que, la primera, la originaria, donde se encuentra el manantial, pozo o fuente, es el lugar de culto a los primeros antepasados, que excavaron, FUNDARON (construyeron) la casa común.

Es lógico suponer en este lugar, el sancta-sanctorum, las reliquias o huesos de los fundadores, escondidos o encriptados bajo piedra o losas (con alguna inscripción) cercanos a la fuente. Es el núcleo en torno al cual se constituye la jerarquía del conocimiento, del tiempo pasado en aquel lugar desde los orígenes, es la fundación misma de una aldea, pueblo o ciudad.

El día, es el período en que el sol permite ver y calentarnos (la existencia del Divino), que aparece por un lado y desaparece por el contrario (ESTE/O/ESTE). Ese recorrido solar de Este a Oeste es el DIA, duración que tiene unos límites que deben ser calculados para facilitar la distribución óptima de tareas, ocupaciones, salidas y llegadas a la casa, antes de que llegue la oscuridad, el frío, el miedo.

Todo lo que cruza a través de algo, por extensión, lleva el prefijo DIA, al igual que el Sol atraviesa el cielo de este a oeste, y su traza en el suelo hacía suponer ser el “diámetro” (la medida del día, calculada en el arco de circunferencia del supuesto camino hacia el ocaso). Esta dirección será tomada como referencia para el levantamiento de los TEMPLOS, lugares de observación, estudio y análisis del sol, el tiempo, tanto cronológico como meteorológico (por parte de los sabios) donde ese sol, en suspensión (POL), sin estar apoyado en nada, se dirige de un lado al otro. Este sería, durante milenios, el gran misterio que existía para el hombre.

Por tanto, todos los templos ibéricos, nacen de la misteriosa realidad solar para su construcción, fundados sobre asentamientos arcaicos, lugares de manantial de agua limpia y cripta con tesoros o reliquias familiares, incluso muñecas o tallas de madera. Lugares de culto a la Vida, la Existencia (A-ARA), ofrecida DÍA a DÍA por el Divino benefactor que trae la Luz y el Calor, al igual que la madre lo hace para su criatura. Paradigma origen del sentimiento religioso en nuestra incipiente inteligencia y llega a nuestros días.

La necesidad de contabilizar la sucesión de días y noches (claridad / oscuridad) y los cambios según épocas de lluvias, vientos, nieve, florecimiento, calor, haría que, en estos lugares fundacionales, que en principio servirían también de oráculos, se expusiera el conocimiento adquirido o el intento de solucionar los problemas / misterios para la mejor supervivencia. Tal es el caso de la duración del Día (Sol suspendido en su camino), y los diferentes momentos de la posición solar, observada en la sombra proyectada de un elemento fijo o ñomón.

El recorrido de la sombra del gnomón sobre una superficie vertical dispuesta en el eje Oriente/Occidente, determinaría la referencia a la OR-A, punto en que la sombra se encuentra vertical, momento de acción de gracias y alimento. Junto con las proyecciones horizontales del amanecer, anochecer y divisiones entre ellas formarían el OROLOGIO/A (proyección/estudio de OR -el Sol- durante el día). Los estudios acerca del supuesto movimiento solar al ocultarse, suponiéndole Único, Solo y Verdadero, dan origen a la Geometría o medición de su movimiento.

Marcas en el suelo, en forma de losas claras y oscuras, dispuestas en el eje dial Oriente/Occidente (diametral, DIAconal-diácono) servirían para la contabilidad de los días/noches, conocimiento puesto a disposición del guardián de la cripta, ayudante del sabio en la memorización y ejecución de diferentes tareas y oficios. En los lugares de prolongada permanencia donde se precisara cierto control del agua y del fuego, se haría necesario este tipo de solado, muy útil para tomar referencias tanto temporales como espaciales, sirviendo también como regla de cálculo o base de juegos de ingenio.

El desconocimiento acerca del movimiento solar, haría avanzar en la profundización de la Geometría; sin embargo, al tratarse del gran Misterio, lo que tuviera consideración de “teorías en proceso de estudio”, se mantendría secretamente, lo que daría pie a que gran parte del conocimiento quedara reservado a iniciados (con requeridos compromisos de confraternización), quienes, junto con los sabios y maestros se reunirían de manera privada para aprender e intentar desentrañar los misterios, aprovechando el lapsus de la noche y su silencio, en la cual se suponía no transcurría el tiempo.

Estudios de Geometría, cuyos dibujos realizados con medidas/pasos iguales (CON-PAS), desde triángulos, cruces inscritas en circunferencias, trísqueles, lábaros, esvásticas, grabados en piedra, pasarían a ser símbolos representativos del movimiento del Sol. Inteligencia humana venida del estudio de la Sagrada Forma (circulo) Solar, cuya luz, en el ocaso, atravesaría el rosetón geométrico del templo y a través de la arcada principal llegaría al Altar, ARA o existencia del Espíritu Divino, Forma Sagrada y yacimiento de reliquias: la historia sagrada, el Retablo, delante o encima de la arcaica Fundación (cripta).

Por lo tanto, el tiempo climático, el tiempo cronológico, las observaciones del cielo y del astro rey, su misterioso movimiento, daría origen a la Geometría, en búsqueda del patrón exacto que lo rigiera, materia de estudio en las criptas, cenáculos y posteriormente templos, donde se confeccionaría el Calendario, el porvenir, basado en los conocimientos llegados hasta el momento. Sedes del conocimiento, aquéllas primeras Fundaciones, se convertirían, en lugares de Construcción, Culto, Cultura, Universalidad, Cátedra, Sabiduría. De aquí que todo ello tenga hoy toda esa imbricación.

Témporas, temperaturas, calendas, predicción climática, serían suposiciones que, por su carácter impreciso quedarían dentro de lo misterioso, confiable; dando sentido sagrado, verdadero, litúrgico, ritual o ceremonial a los momentos cuya periodicidad fuera más precisa (predecible), cuyo aviso se realizaría a través de mensajes sonoros desde lo alto de la torre al conjunto de la población circundante.

Muy avanzada la civilización, desde la Sede Suprema, grupos de militares iniciados en rituales litúrgicos, Geometría y Construcción, en su afán de ponderación al Padre Celestial y a la Sabiduría del Rey Salomón, de manera itinerante, irían buscando Fundaciones Humanas ancestrales, puntos donde la inteligencia remota hiciera acto de presencia, para establecer ahí las coordenadas de futuras sedes (templos), puntos de referencia de sincronización ORARIA y culto al Patrón Universal, donde los símbolos de la antigüedad quedaran fusionados a otro no menos antiguo: la cruz de la tortura, hoy conocida como Latina o cristiana.
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