16 feb 2014

FEBRERO Y CARNAVAL

Si algo caracteriza al mes de febrero en Iberia es su condición climática adversa, de transición entre el silencioso frío invernal y los incipientes vientos de marzo, dando como resultado unos gélidos aires, que impiden celebrar el alargamiento de los días. Bien es cierto que puede ofrecer imprevisiblemente días soleados, incluso cálidos, lo que nos lleva a llamarlo mes loco, también por su efecto sobre las personas.

Ancestralmente, siempre hubo rituales, liturgias, oraciones, cánticos destinados al Sol (OR), cuyo espíritu (luz y temperatura) ofrecía la posibilidad de sobrevivir. A diferencia del Sol, el frío, la lluvia, el viento, (malos espíritus) traían malestares, enfermedades, e incluso la muerte.

Una costumbre muy arraigada en todos los pueblos es ahuyentar el mal (enemigo), bien fingiendo ser más fuertes, tener más defensas, parecer ser más furiosos (casi endemoniados), o bien todo lo contrario, asemejarse, aliarse, para no sufrir daño alguno. Obsérvense las gárgolas vigilantes de nuestras catedrales.

Hacer Salir el Viento (el mal) que ha entrado en las vidas y está generando no pocas molestias, sería el fundamento de los primeros rituales con máscaras y ruidos, lo que concluiría, al amainar aquél, en una gran celebración, menos entendida entre quienes vivieran a refugio de mejores moradas.

Celebraciones exteriores, unos para expulsar los malos vientos, otros como rituales y alianza con el “mal” para no enfermar nunca, se hacían entorno al fuego, su calor y protección, entre luces y sombras, aprovechando los placeres que da la vida, temerosamente efímera. Fiestas paganas, porque no es aceptada la vida (la muerte) de manera resignada, por lo que por evitar la muerte, la oscuridad, se le rinde culto a ella y a lo que en ella se promueve, los deseos ocultos y la inmortalidad.

Estos festejos antiquísimos, tribales, se han dado en diferentes puntos de Europa, extremándose la animadversión o polaridad de culto, a medida que las misiones de cristiandad se imponían y readaptaban significados, como es en el caso de Centroeuropa y los países nórdicos.

San Bonifacio, misionero inglés en Alemania (hijo de San Ricardo), realizó una inmensa labor de conversión por aquellas tierras, tomando el apoyo fundamentalmente  de monjas, estableciendo monasterios y organizando la Iglesia en Alemania, siendo San Bonifacio su santo patrón. Su hermana, Santa Walburga, también sería enviada a Alemania para esta misión; en su viaje parece ser que obró el milagro de calmar una terrible tempestad mediante su oración arrodillada en la cubierta del barco. Siendo los marineros quienes difundirían el prodigio, y se la considere hoy abogada contra vientos, mareas y aguas. Primera mujer escritora y de amplia cultura, allanó el camino de su hermano haciendo de los monasterios fundados centros de fe e iluminación.

Su muerte, el 25 de febrero de 777, coincidiría con aquellas celebraciones paganas nocturnas. Su canonización sería celebrada coincidiendo con el traslado de sus reliquias el 1 de mayo de 870, festividad católica que motivaría también la celebración pagana, cuyo comienzo nocturno sería conocida como Noche de Walpurgis (Walburga), hoy también Noche de Brujas, inmersa en aquelarres y culto a la Oscuridad.

Una noche de Walpurgis, en 1776, en los bosques de Baviera, sería creada la orden de los Perfectibilistas por Adam Weishaupt, los Iluminados de Baviera o Iluminati, con vocación masónica, para un nuevo orden mundial.

Celebraciones con máscaras (caras repetidas o diferentes), invocan ese deseo de espantar los malos Vientos (BAL), la enfermedad, la muerte; paralelamente, en ese ocultamiento otros establecen una estrecha alianza para dominarlos desde el “otro lado”, la oscuridad, el secreto. Desde esta otra perspectiva, procuran la deriva a comportamientos apartados del respeto a la debilidad, a la humanidad, que se pone de manifiesto, escondidos tras la máscara, el disfraz; dando rienda suelta a depravadas actitudes, lujos, despilfarro y perversiones sexuales, que son ofrecidas al gran hierofante, poderoso maestro ceremonial que se alimenta de la inocencia, impulsora de su energía, (recobrar vida, salud, talento a costa de otras vidas) y así mantener la posición, deferencia y provecho de la “personificación del Mal”.


Las Nuevas Tecnologías de la Información, posibilitan el establecimiento de control global sobre una población en crecimiento exponencial, que debe experimentar cambios de comportamiento, abandonar concepciones hoy inservibles en favor de la supervivencia en el planeta, sin perder la supremacía quienes ostentan el poder, el control.

Corrientes culturales, filosóficas, políticas, económicas, manifestaciones musicales, grandes conciertos u otras de carácter reivindicativo o social, hoy se organizan desde el máximo Poder económico, con el fin de mantener controlada cualquier fuerza en ciernes, para crear las sinergias de ida o de vuelta (según convenga), que lo mantengan siempre reinante en el Orden.

Carnaval se convierte en una festividad de protesta, reivindicación, agrupación, música, arte visual, al igual que los macroconciertos, donde la libertad de expresión se queda simplemente en eso, descarga de adrenalina de miles de espectadores sacudiéndose los malos humores, los malos espíritus.

En el presente siglo, se hace evidente la separación del poder económico del religioso. La influencia de la moda en la corriente de pensamiento es brutal, por lo que controlando las tendencias se posee el dominio, el señorío sobre los demás. Símbolos, tatuajes, zarcillos, sortijas, o incrustaciones en el cuerpo siempre fueron muestras de esclavitud, pertenencia a alguien fuerte, para no perderlo o ser robado. Haciendo gala de ello, millones de esclavos (que hacen/visten/comen/beben/escuchan siempre lo mismo, atrapados en ello) manifiestan encontrarse liberados de una sociedad convencional y su antigua mentalidad, dispuestos a luchar contra ella en todo momento.


Curiosamente, Walburga, Walpurgis, Walkirias … llevan el sonido BAL, al igual que Vendaval, Carnaval, Valentín, Festival, Estival, Caníbal, Arrabal, Balcón, Balón, Báltico, Balcanes, Balneario, Valero, Valor … palabras en cuyos conceptos se encuentra el viento, el aire, el ambiente exterior, o el producido por el movimiento. Muchos topónimos de Iberia que llevan BAL-VAL hacen mención a ese aspecto meteorológico hallado en la zona que la caracteriza, quizá también como algo extraordinario en tiempo caluroso.

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