
Al igual que el Sol, (el Seco, el Divino por encima de todas las cosas conocidas), el fuego tendría carácter sagrado por cuanto se necesitaba para una subsistencia más agradable. El Fuego tiene la capacidad de calentar, secar, enternecer o transformar en alimentos otras especies, en definitiva, potenciar la vida humana.
¿Hasta qué punto sería importante ir a buscar leña, y luego poder almacenarla en lugar seguro y protegido de la humedad para disponer de ella en estado seco?.



La posición dominante se encontraría en lo alto de estos cerros, motas, oteros, desde donde se tiene visión privilegiada y acceso directo al sol, la sombra y leña deseados. Estos altos lugares, privilegiados, de abastecimiento y culto al sol debieron ser fortificados e instituídos como sagrados, sirviendo de punto de encuentro para sacrificios y acción de gracias al Supremo. Sobre estas antiguas fortificaciones, en tiempos sucesivos, se levantarían los famosos castillos, que hoy, lejos de ser cierto, dan nombre a la región más extensa de Europa.
Todas las palabras que contienen el sonido KAS hacen alusión directa o derivada a esa leña fácil de coger, seca, útil para el fuego, el hogar, la felicidad.
Todas estas palabras nacieron como frases derivadas de un mismo concepto: castro, castilla, casa, casado, castaña, casco, cáscara, cascarón, cascar, cascajo, cascarria, castigo, casto, castor, caspa. Cascabel o Cascada hacen referencia al sentido figurado de la Leña: pegar, sacudir, contienda, puesto que ir por leña se convertiría en un castigo, y el castigo físico tomaría tal acepción, tanto de LEÑA como de CASCAR, y ciertos objetos o situaciones de gran atractivo provocarían disputa. Casto es aquel que por su pureza o ternura es reconocido y, lejos de recibir castigo, se le ahorra tal trabajo. Casta sería la condición más numerosa y fuerte de una familia por la que puede recoger y almacenar más cantidad de leña.
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