27 ago 2020

PIR: basura, desechos

RIP/PIR: basura, desechos/renovación, limpieza


Todos los seres vivos producimos desechos. La supervivencia implica buscar tanto alimentos como diferentes materias que nos faciliten la realización de instrumentos, herramientas y enseres, y en todo este proceso se precisa separar lo aprovechable de lo que no lo es. Asimismo, el organismo de cada individuo se apropia de la sustancia elemental, desechando lo innecesario, a través de nuestro sistema excretor. Evidentemente todo desecho lleva implícito, hacia nuestros sentidos, un impacto desagradable.


Es perfectamente conocido que la acumulación de residuos favorece la aparición de enfermedades. Los desechos de unos seres son alimento para otros, que a su vez generan sus desechos, lo cual atrae y produce  otros, y así sucesivamente, hasta completar la extinción y equilibrio natural, finalizando con diferentes tipos de bacteria y microorganismos asociados al proceso, causantes a su vez de infección, infestación y muerte.
 
La aversión producida por malos olores, y la apariencia viscosa putrefacta, obliga a apartar, esconder, enterrar directamente, elevar a zonas apartadas o quemar los desechos. Se trata de desecar lo antes posible cualquier materia “muerta” como medida de solución natural.


Se hace imprescindible apartar, hacer desaparecer cualquier materia de desecho orgánico, restos de alimentos, animales, personas fallecidas, e incluso con enfermedad, que presagie contagio y muerte. Generalmente, los vertederos cumplen esta misión; se trata de lugares apartados de la población, que no interfiera en la dinámica de abastecimiento: descampados y lugares solariegos, donde la desecación se realice de una manera rápida, bien por exposición al sol, bien acelerando el proceso entre llamas en el fuego o bien en fosas abiertas en el terreno. Dependiendo del uso de las afueras del poblado, así sería la conveniencia o no, de un procedimiento u otro para neutralizar la insalubridad de los desechos.


Siempre fue importante la diferenciación del origen de las diferentes basuras, para educar al conjunto en su proceder social y salvaguarda de enfermedades. En diferentes momentos, según nos cuenta la Historia, la peste diezmaba la población. Por eso, las civilizaciones más avanzadas de nuestro planeta contaban con sistemas extraordinarios, bien para eliminar la toxicidad de los residuos, bien para su almacenamiento o bien para su depuración.

Los excrementos humanos, por su fetidez, tendrían tratamiento inmediato, cavando previamente un hoyo en el suelo o construyendo formas, literas (literinas), letrinas, una especie de andas ancladas en fosas o taludes de terraplenes bien pronunciados (RE-TE-RE-TE Fuera Allá Fuera Allá), en claro significado del deber hacer las necesidades en lugares retirados, apartados.


Asimismo, gran parte de desechos se aprovecharían para echar en la lumbre del fuego que serviría también para calentar y hacerlos desaparecer convirtiéndolos en ceniza. De tales procederes surgirían las PIRAS ceremoniales, con claro sentido religioso de culto al Fuego Solar. En diversas culturas ofrecían los cuerpos fenecidos a las llamas del fuego para que, dentro de éstas, se fundieran con el espíritu del muerto, al encuentro con Dios Padre Fuego Sol. (ES-PIR-Y-TU -> Los que - yendo Desechos– Calor – Sacar, es decir la esencia o energía que se extrae, hasta de lo que es inservible).


Una manera ancestral de hacer desaparecer los desechos sería compactarlos, mezclados con las tierras propias del terreno, a modo de “concreto”, una técnica arcaica de poder reutilizar incluso los bloques de concreto para la fabricación de viviendas. Todavía algunas tribus africanas siguen utilizando el estiércol de su ganado para reforzar el barro, por lo que se hace evidente que el prensado de estas mezclas y su exposición al sol darían consistencia realmente pétrea al resultado. Un material constructivo ya casi olvidado.
 
Dependiendo de la riqueza en minerales de los desechos y del agua de compactación así sería la dureza del hormigón o concreto formado, algo que justifica la manera de hacer grandes bloques “in situ”, junto con la arena, ofreciendo la posibilidad no solo de encofrar a antojo. De lo que se deduce que, en sociedades donde se hace difícil la eliminación de los desechos, sería la gestión adecuada, su aprovechamiento integrado y mezclado para su acumulación extrarradio en formaciones de muros (PIRcas), necrópolis y pirámides ... cumpliendo así esa doble finalidad. Es decir, que aquello que es desecho (basura) experimenta una transformación “milagrosa” después, siendo este el verdadero significado de PIR-A-MI-DE.

En todas las sociedades y diferentes idiomas existe la expresión malsonante de “mandar al infierno”, “mandar a la mierda”, incluso “mandar a cagar”, como consecuencia de un mal comportamiento o merecimiento de un castigo, tal y como hubiera sido en tiempos pretéritos, apartarse a realizar labores de limpieza o simplemente irse lejos, “PIRarse”. Así, los castigados a este tipo de trabajos, finalmente terminaban fugados, sin escrúpulo alguno, y embarcados en misiones de asalto y robo, prendiendo fuego a todo lo que no les es necesario, procurando estar fuera de jurisdicción alguna, tierra/agua de nadie (PIR-A-TA), y no por otro motivo se hacían distinguir por su procedencia, los despojos (su bandera), el fuego, la carbonización, lo más bajo, sucio, negro, terrorífico, cloacas, hampón, hampa.


Comenzar a comer el primero supondría no encontrarse con restos, sobras, manoseo ni suciedades de los demás, privilegio de lo principal (PIR-IN-TI-PAL sin ensuciarse, divino hacia arriba), de los más pequeños y puros, de aquí que “príncipe” (PIR-IN-TI-PE) -limpio- o “principio” incluyan en su significado, el inicio, la ausencia de cualquier corrupción, suciedad o desecho. Ser persona de principios es ser responsable, cuidar la limpieza y la legalidad, para no hacer corromper o enfermar al resto.


En zoología, tenemos PIR-A-ñA, que indica la función de estos peces voraces, que hacen desaparecer cualquier desecho dentro del agua, o PIR-HUÍN, parásito que vive en aguas estancadas a la espera de algún incauto animal, al que le producirá la muerte. Como mineral existe la PIRita, cuyo nombre alude a su olor sulfuroso. Y expresiones como “pringar” PIR-IN-GUE, o el desagrado de ensuciarse con lo que rezuma fetidez y produce asco, sería otra muestra rotunda. Por lo tanto, el origen y verdadero significado de PIR estaría en la relación con la cercanía a la enfermedad y por consiguiente, a la muerte, como eran propios los estados febriles por infección; de aquí que se hiciera extensivo a la acuñación de nuevos términos, como derivados del fuego o la temperatura.


Algunos vocablos terminados en PIR, llegados y conjugados como verbos, tendrían su significado en la relación con lo ya expuesto. Escupir, sería la acción de los que hacen dentro de sí materia de desecho que luego expulsan por la boca; o destupir, la acción de los que sacan la suciedad (eliminando la obstrucción) para que fluya lo natural. Parecido acto sería el RES-PIR, significando el hecho de “restar” o sustituir el aire “sucio” por el bueno, de tal manera que hasta nosotros llega la expresión “tomar un respiro” e incluso “respirar” como concepto de alivio, limpieza, independiente del hecho fisiológico de inhalar y exhalar. Soltar el último aliento, expirar (ES-PIR), daría a entender “los que van a desechos”, el fin de algo; al igual que espira / espiral, remolino que conduce al final de un extremo u otro, hacia dentro o hacia fuera, según el sentido del giro. De aquí que atraer algo hacia dentro se le llame aspiración, como fin de ese algo.


Singular vocablo sería igualmente “suspiro” – SUS-PIR -, significando “destino desechos”, es decir, destinado irremediablemente a convertirse en despojo e inmundicia, como es el caso del que tiene en mente su propia muerte o la de un ser querido. Y una victoria “pírrica” -PIR-ica- es la batalla que se vence asumiendo tal cantidad de muertes y despojos humanos que no compensa en absoluto la hazaña, independientemente de la historia del rey Pirro de Epiro.


También queda patente en el lenguaje, cómo aquellas personas con enfermedad mental, dependientes de cosas pasadas, quedan definidos como que se han ido, (pirados), en clara señal a sus descentradas “ausencias”, que les hace inapropiados para un entorno extremadamente duro y cambiante. De aquí que cualquier estado descontrolado de la persona, como era estar bajo los efectos de cualquier sustancia, sería estar PIR-Y-PIR -piripi (desecho desecho). Estar hecho una birria (en origen pirria) sería estar deshecho o hecho una porquería.


De PIR <-> RIP. Es fácil observar cómo en las márgenes de los ríos, a lo largo de su curso, es donde se depositan los detritus y restos (no van con el curso). Entre las raíces de la vegetación, sumergidas, existe una intensa vida gracias a estos desechos que alimentan a no pocos microorganismos y crustáceos. Son RIPuarios, RIPas o “RIPeras”, que dan nombre a lo que llamamos hoy RIBERAS. De ellas eclosionan además millones de insectos, que inician la cadena trófica necesaria para la vida, aunque molestos y causantes de enfermedades. Crustáceos, peces, anfibios, reptiles y pájaros, propios de las riberas de los ríos, formarían parte del saneamiento natural de insectos, residuos e inmundicias. Los que se arrastran buscando esas inmundicias generan la desconfianza ya conocida, como gusanos, serpientes y animales de "sangre fría", enemigos ancestrales.

Ajusticiamiento igualmente antiguo sería la tortura en la cruz; asfixia lenta, muerte con las manos separadas del cuerpo, desprotegido, sin perdón, sin paz: la "pena máxima", para los peores delitos. Estos ejecutados serían escoria visible, si nadie se hacía cargo de ellos para hacerlos desaparecer, enterrarlos. Todos los fallecidos, se corrompen bajo tierra, y se haría necesario indicar con alguna señal, piedra pesada o losa, su ubicación para no desenterrar la putrefacción. Con las letras RIP, antes de reconvertirse en su actual significado como siglas en latín, se indicaría el destino propio de la basura, los desechos, la bazofia (RIPIO). Es pues deducible la hor-RIP-ilancia que la aparición por sorpresa de un cadáver pudiera producir.


Y para concluir, teniendo en cuenta nuestro propio organismo, generador de desechos e inmundicias, no habría nada como la virtud de la limpieza, la luz, en todas sus manifestaciones, la sublimación: ES-PIR-Y-TU (De los que de los despojos Fuego-Luz Sacar), haciéndose extensivo también al calor que el cuerpo mantiene en vida y que pierde al morir, o al ardor de las llamas del fuego, consideración que rige hoy día en la creación de términos relacionados con el fuego y el calor (prirómano, pirético, ...)


https://www.eldiario.es/sociedad/energia-biogas-excrementos-dia_mundial_del_retrete_0_449355776.html 
 
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1 comentario:

M. Ångeles dijo...

Muy bueno. Con una gran lógica y fundamento.

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