VIDAS MÁGICAS.
¿Dónde va uno cuando duerme?. Hoy sabemos
que durante la noche nuestro cuerpo y nuestra mente descansan, se recuperan
sobre colchones y almohadas estudiados para el efecto de tan repetidos
momentos, dentro de habitaciones y condiciones óptimas, apenas sin percibirlo,
como algo rutinario en la vida.

En un estado de vigilia en tensión y miedo por los peligros
acechantes o imaginarios, la adrenalina hace acto de presencia para hacerlos
frente y mantener la vida, no sin tener su efecto en el estado onírico, en el
cual, el cerebro, en su reorganización nocturna, reproduce emociones
experimentadas en combinación con experiencias vividas, no siendo agradables
por reproducir miedos o generar expectativas negativas en círculo vicioso.
La noche siempre fue temida, especialmente por los niños,
quienes deben encontrar seguridad en sus mayores, que, por otro lado, tampoco
escapan de experiencias vividas durante el sueño en la oscuridad, y tratan de
buscar explicaciones a los sueños.
Si hoy creemos saber que los sueños son producto de
realidades vividas reinterpretadas por el subconsciente, desde tiempos remotos
se los consideró fuente de vaticinio y anticipación de realidades por venir. De
aquí que la facultad de la adivinación por interpretación de ensoñaciones, o
adelantarse en el tiempo a los propios acontecimientos que el “Divino” tiene
destinado para cada uno, haya sido siempre motivo de expectación y
especulación.

En estado de “muerte temporal” como se encuentra uno en la
noche, las experiencias vividas en otra aparente vida (los sueños), serían
igualmente interpretables como avisos sobrenaturales. Bien es cierto que en la
intuición de algunas personas convergen muchos factores a los cuales son
bastante receptivos y razonablemente los relacionan, consiguiendo muy acertadas
lecturas de lo que pudiera acontecer en un futuro, según el campo en que
apliquen esa lucidez.
Desde siempre los mandatarios y reyes se rodearon de sabios,
sacerdotes y expertos en Oráculos, quienes intuían respuestas otorgadas por OR
(ÉL- Dios) a través de elementos de la Naturaleza, para conocer el devenir de
los tiempos y el proceder correcto.

Por el valor otorgado a esos objetos utilizados para tales lecturas,
y el carácter secreto de las confidencias, más o menos verosímiles, serían utilizados
en el lugar más protegido, más interior, Más Dentro (TA-UR) de cuevas o
castillos. Si la observación de los luceros celestiales hacía conocer la
estación climática y predecir el tiempo que vendría (de tanta importancia para
la supervivencia), el entretenimiento en estos habitáculos, previo conocimiento
meteorológico del “mago”, llevaría a reyes a tomar decisiones importantes según
saliera mejor o peor parado en esa suerte o lance de objetos, por aquél
interpretado.
La costumbre de los soberanos a estas artes, convertidas ya
en diversión, les llevaría a la puesta en juego de sus recursos, persuadidos
por sus propios asesores, surgiendo progresivamente nuevos tipos de estampa, más
de carácter estratégico (entre diferentes reinos) que de previsión climática,
donde la inteligencia y la fortuna serían parte del aliciente de “futuro” como
satisfacción de vanidades, en el tiempo inmediato.


Sonadas serían las partidas de cartas con los caciques más
influyentes de cada lugar, donde más de uno lo perdería todo, convirtiéndose en
piltrafa o desecho moral, hasta el punto de quitarse la vida.
Por contrapartida, otros se relacionarían con cargos de estatus superior para la
compra de favores u otras “partidas”. Se
puede comprobar la simetría de la jerarquía social piramidal con el mismo
código de valores de los diversos juegos con naipes donde, tanto los “palos”
como las figuras tienen fiel reflejo, siendo la figura del As o en su caso el
Comodín el mismo tahúr, el mago.

Las cartas siempre favorecieron la magia, el truco, el
engaño, ante la necesidad, el desasosiego, la ilusión o la codicia que
caracteriza la debilidad del Hombre. El tahúr, conocedor de esas debilidades,
se aprovecha con su pericia y perspicacia. Magos hacen trucos inverosímiles
(cambio de manos), y hacen creer que tienen dones poderosos, entre los cuales, el
de la adivinación, jugando con esa ilusión tan anhelada por la mayoría.


de cartas y la adivinación, igualmente rentable es el mágico mundo de la publicidad. Magos de nuevo estilo manejan la mente colectiva y la tendencia de comportamiento social, mediante la tecnología audiovisual, que ofrece un medio perfecto para el Marketing (técnicas de persuasión para la captación de dinero). Crear la ilusión de poder llevar una idílica vida, mágica, de reino, con rostro y cuerpo perfectos, casas, automóviles, viajes … es fuente de enormes movimientos económicos, desde la base de la pirámide social, la que produce la riqueza y ha de movilizar su ganancia.

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