13 oct 2014

PLAZAS, CALLES, FERIAS Y FIESTAS

El estudio del sagrado movimiento solar y la medición entre las salidas y entradas, propiciaría la ubicación entorno a menhires, mástiles y otras referencias donde poder observar el transcurso del día (el tiempo). Incluso cruceros de orientación (salida-ocaso) serían colocados en lugares de paso frecuente y cruces de caminos. Ver o no ver las sombras sobre el suelo implicaría encontrarse ORientado o perdido, donde  GOL-OR-YA, sería la voz de celebración al ver aparecer la sombra que gracias a ÉL (OR), el Fuego Sagrado (YA), está ofreciendo ORCAN (el Sol).

Estas Glorias, entorno a las señales del Divino en Movimiento, serían aclamaciones para ser escuchados, una y otra vez, especialmente por quienes se encontraran a la espera de los que salieron en busca de abastecimiento, antes de que llegara la oscuridad, el frío y las tinieblas.

No hay mayor desasosiego que el que produce el hambre, la necesidad de alimentarse para sobrevivir. Irremediablemente, para saciar el hambre los seres vivos matan a otros seres vivos. En el Hombre, el temor a morir de necesidad lo hace codicioso, llegando a matar a los de su misma especie, por lo que el hambre origina desesperación, y ésta la guerra, la extinción, la aniquilación.

Como ente individual no es posible la supervivencia. El ser humano es dependiente de una existencia en colectividad, en organización. Aún con todo, el sentimiento de necesidad, por carencias en el pasado, es una constante en el Hombre. La paz solo es posible cuando las necesidades van siendo paliadas, imperando de forma natural las obligaciones para con los demás, vínculos familiares hacia los más débiles.

Huertas naturales, lugares libres de piedras y obstáculos, cómodos para los pies e idóneos para celebraciones, serían los destinados a ser los centros de la vida en colectividad, sin nada que ocultar, todo expuesto a la luz y la PAZ. Es encontrarse en CASA (KE).

Estas zonas, cómodas, con buena hierba y más prácticas que otras para sobrevivir, tendrían cerca la leña y el agua, siendo origen de todo asentamiento humano en familia, cuyas características físicas vendrían definidas por un abolengo endogámico.

En regiones donde desplazarse grandes distancias supusiera aumentar el riesgo de sufrir accidentes por exceso de pendientes y obstáculos, las casas - como espacios abiertos llanos, soleados (CAN-PO) donde hacer el hogar, el refugio - , PA-ZO. En dichas extensiones aPAZentaría (comería tranquilamente) el ganado, los animales mansos que ayudarían a sobrevivir a nuestra especie.

No obstante, la conquista de terrenos más saludables para el hombre (menos fríos o menos húmedos, menos nieves), favorecería también el traslado de sus animales, de manera que a éstos nunca les faltase la hierba verde, con agua. La localización de corrientes de agua y pastos en tierras de secano trazaría naturalmente el paso o camino frecuente, CA-ÑA-DA (Haber Agua Después).

El control y dominio de espacios abiertos mayores, favorece la proliferación más rápida de la familia y una vida social más activa, donde la especialización para conseguir lo necesario y exponerlo en el lugar más visible, la ER-RAN, la CAN-PA, la PA-LA-ZA, para ser intercambiado por otros y otros productos de primera necesidad, es la clave de la supervivencia entre todos JUNtos (IUNtos, YUNtos), en un lugar coMUN.

Es de entender que la primera gran morada se encontraría, respetando el centro de lo que fuera la campa primigenia del acertado asentamiento, junto a éste. Casa fundacional, relicario, retablo y manantial de decisiones y toma de medidas importantes para el colectivo; se trata de la Casona, Palazio, Tempolo, que presidiría en lo sucesivo la herrán, la campa, la plaza; serían espacios  protegidos (cerrados, o-cultos) que también servirían para que los más doctos midieran el tiempo y dar aviso de la actividad a realizar en cada momento: especialmente llamadas, salidas y regresos a la campa según la situación solar. Es fácil concluir que coMUNión, coMUNidad, MUNicipio, aYUNtamiento, tengan un significado similar ancestral, asimilado como JUNTOS, amigos, unidad.

Lógicamente, el trasiego de cargamentos y ganaderías hacia la plaza exigiría unos mínimos de seguridad tanto para los débiles pies (CAL), como para facilitar el arrastre de lo conseguido o producido para el trueque, requiriendo dejar libre de obstáculos y guijarros los trayectos de paso frecuente. Sería el origen natural de lo que conocemos como CAL-LE (pies débiles) o acceso práctico a la plaza. Calle Mayor, Calle Real, Calle Principal, Calle Arriba, generada y cuidada con el fin de llevar cada día, con la máxima facilidad, los productos necesarios para abastecer a la comunidad (ABASTOS).

A largo plazo surgiría la CAL-ZA-Da (Pies Paz Después)  , plataforma muy resistente elaborada sobre la calle, destinada a evitar la erosión del suelo, que por el efecto del transporte pesado y los charcos, dificultarían la movilidad y la actividad diaria, favoreciendo extraordinariamente la salud de los pies. “EsTRAda” (De los que Llevar Después) sería igualmente una arcaica voz que designaría el facilitar traer/llevar (ir/venir/avenir/avenida) por ella, con vehículos de carga y arrastre.
  
En torno a la plaza (abastos) se propiciaría fehacientemente la forma de vida sedentaria y los trabajos artesanales. (“Necesarios, Suficientes”, es tener las existencias cerca de las manos, “a mano”, todo ello sinónimo de ABASTOS; “no dar abasto”, hoy sería no llegar a alcanzar o a abarcar lo que se precisa). También decimos “ir a la Plaza” como sinónimo de ir a buscar abastecimiento (compra), ir al lugar donde siempre antes se expuso todo lo necesario para sobrevivir: animales, pieles, miel, frutos y frutas. Y es por este motivo por el que la Plaza principal de los poblados ibéricos suelen ser el Centro de Vida del lugar, fuente del alimento y del agua, en origen, el mejor de todos los posibles, y entorno a ella va creciendo la población.

Es importante reseñar cómo el camino seguido por los ganados dentro de las incipientes poblaciones, delimitarían lo que sería, en muchos casos, las calles principales, las cuales conducirían a su vez a los centros, los medios, allí donde emana el agua, primitivas fuentes, pilones y abrevaderos. En mayores asentamientos humanos, donde se propiciaran los mejores mercados, la afluencia de ganado sería considerable, así como sus propios desechos, lo que favorecería una arquitectura que separara la actividad sedentaria de la agrícola y ganadera; una ejercida a la puerta de casa, libre de suciedad y del sol directo, en tanto que la otra, en continuo trasiego de cargas y ganados. He aquí las calles con soportal, siendo éste el espacio del solar de una vivienda en plena calle o plaza que se mantiene a cubierto y suficientemente limpio como para desarrollar una actividad artesanal, permitiendo el paso sin necesidad de ensuciarse, mojarse o recalentarse.

Con las sucesivas expansiones demográficas de cada poblado, irían alcanzándose los lugares que fueran, en tiempos, cruces de caminos, puertos, donde existieran indicaciones, rollos o cruceros de orientación (este-oeste), pequeñas campas o glorias, detenciones necesarias, escalas, estaciones de descanso para los pies, observar la dirección llevada y el retorno, acciones de súplicas y de gracias. También en estos lugares, generalmente apartados y con manantial (también “telúrico”), se levantaría una morada pequeña, parecida a la fundacional existente en las plazas, a modo de refugio. Serían las ER-MI-TA, situadas en glorietas, altos y lugares con panorámica.

Servirían además para dar “encuentro” a los perdidos en sus pastoreos, escapadas, u otear, dar aviso a los desorientados mediante diferentes tipos de señales. Siendo natural la advocación del desamparado a la propia madre, su origen, la luz, sentimiento Materno-filial de encontrar/ser encontrado, ansia de aparecer … aparición, de extraordinaria importancia en estos puertos/as y claros precursores de fiestas y romerías, en cuyos aledaños también se manifestarían apariciones marianas.

Si todo lo que sale tiene un destino, tanto el origen como el destino
son puertas/os de entrada/salida y viceversa (POR-BOR-BUR). Así pues, “portar” es llevar de puerta a puerta una mercancía; puertas que se encuentran a determinada distancia. Las puertas a las que uno llega, a la intemperie, son “portales” y si llega protegido, “soportales”, siendo las columnas, los “soportes” y, por extensión, todo elemento estático que aguanta una carga. Cañadas, Calles, calzadas, carreteras y vías, comunican puertas/os, están entre MEDIias de ellas/os, son MEDIos, que conducen, llevan de una puerta a otra puerta, de un extremo a otro, durante el día.

Todos los MEDIOS son Tesoros Divinos que, emulando la situación Solar en el mediodía (Sol en lo alto), favorecen el punto en común de todo lo circundante. Asimismo, todas las MEDInas se caracterizan por ser centros (equidistantes, están en medio de rutas) de compra/venta, lugares de paso, de excelentes artesanos, constructores y precursoras de nuevos oficios, adquiriendo extraordinaria importancia, además, por ser distribuidores naturales de vías pecuarias, actividad que durante milenios fuera motor de supervivencia y motivo de proliferación demográfica.

Y asimilado con el día, “FER-YA”, es Asomar Naranja el Fuego, el cielo por el Este. Es ver el amanecer, el comienzo de un nuevo día. Es el momento en que la noche desaparece y hay que hacer lo posible por sobrevivir: trabajar. Feria es levantarse antes de que el Sol haga acto de presencia, el no descanso. Llevado a su significación actual, Feria es día laboral, de compras y ventas, de abastecimiento. Generalmente en las poblaciones con gran plaza, campa, el día posterior al último de cuarto creciente (según el calendario lunar) y más adelante el Sábado, que es el día dedicado al descanso y acción de gracias, aparecerían de diferentes lugares las gentes tomando sus puestos para el trueque de sus existencias. Los mejores días por sus noches iluminadas de luna llena, cuando es menos probable perderse, surgirían celebraciones dedicadas a la Madre, a la Señora.

El poder disponer de las cosas necesarias por el acontecimiento de los días de Feria (compra-venta), favorece la alegría, la celebración y el festejo, de ahí que la Fiesta dependa de la Feria y no al revés. Conseguir lo que uno necesita es “hacer la feria”, “hacer el día”, Día de Fiesta. Se puede comprobar hoy, que el día “festivo”, donde permanece la actividad comercial regulada, como ocurre en la actualidad con el domingo, pierde su sentido preeminente (feria), y por tanto, también el de fiesta (a excepción de romerías dedicadas a la Virgen del lugar).

Una evidencia clara de lo que expreso se conserva todavía en Portugal: el nombre de los días. Identificados por su significación laboral o de mercado, no existe ya (como sería lógico), el Primer día de Feria por haber sido sustituido por el Domingo. Sin embargo, en Medina del Campo, nunca perdió su condición de Feria -a pesar de haber sido implantado tal día en el calendario que nos rige-, donde ninguna autoridad tuvo potestad  alguna para imponer “el descanso” en día que nunca lo fue.

Así pues, de tal importancia Medina, que su puerta, en la Plaza, sirviera de punto de control (vuelta a contar) de todos aquellos puestos y asientos que se dieran cita en el Mercado. Ya dentro de la Historia, entre los mismos pilares que un día sirvieran de puerta de entrada/salida, entre mercader y prestamista, tendría lugar la primera Letra de Cambio y la génesis de la contabilidad como hoy la conocemos, con sus Asientos, Entradas y Salidas.


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