EL
SALUDO Y LA SALUD
Las
personas se saludan cuando se reciben y cuando se despiden. Necesitamos saber,
cuando vemos a alguien, que hasta ese momento se encuentra bien; igualmente, al
despedirnos le deseamos lo mejor, no habiendo nada mejor que estar saludable.
Durante
años y años la salud estuvo estrechamente relacionada con el clima. La ausencia
de sol, de luz, las lluvias y el frío favorecían la enfermedad, los dolores de
huesos, los problemas respiratorios, la deformación de los cuerpos. Por este
motivo, los días despejados con el Sol brillante en lo alto eran tan deseados y
celebrados.
La
temperatura sería la medida de la energía vital, el espíritu, la alegría. Para
vivir es necesario mantener ese calor dentro. Morir implica irse el espíritu,
quedarse frío, rígido y pálido. Cuando se pasa frío, se siente dolor, viene la
enfermedad con mayores padecimientos y la muerte. Igualmente, herirse implicaba
perder sangre y, como consecuencia, infección, dolores y cuidados, cuando no la
muerte por desangramiento. La sangre es la Gracia portadora de temperatura,
energía, espíritu, la “sal”, que no gusta verse fuera del cuerpo. El buen color
rosado de la piel es señal de que esa Gracia vital se encuentra dentro
aportando temperamento, salud, recibida de la máxima fuente de energía
creadora, el Sol.
Así
pues, lo mejor que se podía desear era encontrarse soleado, con un cielo limpio
y despejado, fuera de la humedad. El momento de máxima irradiación es aquel en
el que el Sol se encuentra justo encima, equidistante de los puntos del alba y
el ocaso, el MEDIODÍA.
Ya
expliqué en una entrada anterior cómo el sonido BE se utilizó para expresar lo
que hoy es Puro, Limpio; y cómo “A” significó Existir, Existencia. Pues bien,
literalmente A-BE significa Existe Puro, en alusión al Sol reinante libre de
nubes. De aquí podemos deducir que muchísimos años después ABE (AVE) sirviera
para iniciar el saludo o bien despedirse.
El
antiquísimo nombre de MARIA viene de la expresión MAR-YA que significó Máximo
Fuego, también aludiendo al Sol en lo más alto, por lo que ABE MARYA significaría
Existe Puro Máximo Fuego. Momento u ORA (hora) en el cual se celebra
(mediodía), venida del AN-JE-LO (Antes Necesario Entero, en alusión a la
oscuridad y frío de la noche), y momento de acción de gracias, celebración y
comida.
Vamos
viendo cómo el deseo de salud y alejarse de la enfermedad y la muerte estaba
tan relacionado con ese SOL dador de energía, temperatura, espíritu, alegría.
Hasta tal punto esto es así que todo el fenómeno religioso viene a ser, en
definitiva, esta realidad que nos acompaña y a la que nos sentimos tan vinculados.
Hoy
decimos “O-LA” y “A-DI-OS” de manera rutinaria, en cualquier momento y situación,
sin percatarnos de que tales expresiones indican Él Contento (el Sol, Dios) y
Existe DI-OS (Divino El de Gracia), respectivamente, deseando al saludado
encontrarse saludable y siempre con buen Sol. Siendo significativo también el
gesto de elevar la cara, sonreír, levantar la mano hacia arriba, juntarlas
ambas, o estrecharla con el otro, en las muestras de estos deseos.
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