ORIGEN DE LA PROPIEDAD.
BOR/POR fueron palabras que significaron la salida/entrada hacia otras tierras o formas de vida (clima), eran las rocas, las montañas, la Puerta, el Puerto, el acceso. Para acceder a otro lugar, primero es necesario pasar la puerta. No todos serían capaces de atravesar, entre las montañas, la oscuridad, lo desconocido, las inclemencias que se dan más en esas “puertas”. Este valor, sería reconocido, y legitimaría al Primero en hacerlo. No sólo el primero adquiría privilegios en la conquista, descubrimiento o posesión, sino también en todos los órdenes de la vida.
Así por ejemplo, en toda competición, llegar primero implica obtener un beneficio. Medirse con el resto, destacar, es el paradigma de lo que la vida exige para obtener compensaciones materiales, ventajas y derechos.
Al primer hijo nacido del matrimonio se le reconocía un derecho inherente sobrenatural por el propio hecho de ser el primero. Con la edad ostentaría el cargo de lugarteniente del padre en su ausencia, administrador del destino y bienes del resto de la familia.
Los tiempos en que la tierra conocida estaba escasamente poblada, los bienes se reducían a las ovejas que el conjunto familiar pudiera manejar, buscando de forma nómada acomodo hacia lugares accesibles de mejor clima. Asentados o establecidos en el lugar más favorecedor, el entorno de tal dominio pasa a ser defendido como la misma casa del cabeza de familia, el primero, el padre, el patriarca: la patria, el pueblo.
PRO-PI-E-DA (Primero Venir Permanecer Después). El primero en encontrar, en llegar y posteriormente permanecer junto a lo hallado sería legítimo propietario y por lo tanto respetado, identificado con el bien que usa y disfruta. Bien e individuo se corresponden por mérito de éste. Una vez fallecido, los bienes pasan a ser administrados por el hijo mayor para la buena supervivencia de la familia del finado.
Crecida la familia el de más edad del clan, más experto y sabio en todo, sería el Patriarca, el primero, el Brojeró (la Primera Cabeza). Todos se deben a su juicio, consejo y poder, que emana de tal respeto. Es el cabeza de la familia, terreno-pueblo-patria-administración.
Es difícil hacer respetar la legitimidad, cuando ambos (individuo – propiedad) están por separado, es decir, cuando el bien se encuentra fuera del control del primero que lo poseyó y disfrutó. El bien o propiedad debe satisfacer a quien hace uso de él en su verdadera esencia, sin trueque ni cambios. La frase DE-RE-CHO (Allá Fuera Desaparecido) en principio, sería hacer uso de algo abandonado, no deseado, desechado, sin vínculo con propietario alguno. Sin embargo, desde el imperialismo romano sería la marca, muestra o señal recíproca (propiedad-dueño) de que existe ya un propietario (aunque éste no esté presente), lo que determinaría más adelante el significado de “Derecho” como hoy lo conocemos, convirtiéndose en una herramienta de orden y jerarquía social impuesta e imperante, que beneficiaría generalmente a los clanes o linajes más poderosos.
Siempre ha sido complicado comprender esto, pues, aunque el Derecho pudiera haber nacido como un concepto moral sobre la utilización de bienes como recursos, regido por un patriarca, padre o juez, sin embargo, olvidados de este origen, vemos cómo ha evolucionado el verdadero concepto en favor del lucro. En el marco de un enorme crecimiento demográfico, tal “herramienta” quedaría en manos de los colectivos más poderosos para su propia protección y la de su descendencia.
Todas las palabras con PRO / BRO expresan prioridad, primicia, delantera, cabecera, el que puja o empuja, beneficio por ser/hacer primero, por llegar antes. Por ejemplo: Proa, Probar, Proeza, Prole, Pronto, Propiedad, Provincia, Profeta, Provecho, Promesa, Programa, Prócer, Brote, Broche, Broca, Brocha, liBro, homBro, Proverbio, Provecto, Prójimo, Proyecto, Protesta, Producto, Broma, Provocar, Procurar, etc, etc, etc.
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