23 dic 2011

EL NOMBRE DE LOS DÍAS (2 de 2)

Los momentos más duros son los que se pasan a oscuras, con más frío, con nulas posibilidades de visión y de actuación, con temores, llantos, etc. El Sol, visible o incluso ocultado entre nubes, favorece la capacidad de movimiento y resolución de problemas. Días soleados o no, azarosamente, influyen pero no de manera extrema como ocurre que las noches sean más o menos claras.

No es lo mismo ver algo en la oscuridad que no ver nada, es decir, las noches de luna llena entrañan menor peligro que las noches de luna nueva donde la oscuridad es absoluta. Esta diferenciación es trascendental y origen del nombre de los días llegados a nuestra actualidad.









Si observamos el nombre de nuestros días (LUNES, MARTES, MIERCOLES, JUEVES, VIERNES, SABADO, DOMINGO), cinco de ellos terminan en el plural (ES, que significa “de los que”). Este plural está indicando la reminiscencia de haber sido concebidos asociados a un acontecimiento repetido, cuyo cambio de circunstancia determina la concepción de otro nombre, y así hasta completar (en origen) cuatro de ellos, coincidiendo con las cuatro fases lunares, completando períodos en número de veintiocho.

Dado que existen siete noches de mejor visibilidad, mayor luz, éstas serían llamadas LUN; las siete siguientes, cuarto menguante, la claridad se reduce considerablemente, serían llamadas MAR-TE; las siete siguientes, las peores, un castigo por falta total de visión, cada una sería llamada JU-E-BE; y por último, cada noche de cuarto creciente sería llamada BI-ER-NE, pues serían las lunas que precederían a las noches de máxima claridad, LUNES.

De esta circunstancia se deduce que la noche previa al de luna llena sería celebrada, SA-BA-DO, día sin trabajar, y, en la puesta de SOL del día siguiente (MIN-CO) se haría acción de gracias, pues acto seguido comenzarían las noches claras de luna llena. Estos últimos días de cuarto creciente, por tal celebración, serían llamados SA-BA-DO-MIN-CO (Gracia para las Manos Cuando Descender Oculto).

Así pues, los ciclos lunares son los que darían nombre a las noches/días, y cada ciclo sería llamado MES (período de 28 días, de luna llena a luna llena). No es de extrañar que los hombres, se hicieran una idea de el comienzo del sangrado de las mujeres, simplemente observando la luna, días llamados MES-TRU (Aguantar), y que llega a nosotros como menstruación, regla, período o estar con el MES.

Comoquiera que la inexactitud de varios ciclos lunares descuadrara la contabilidad humana, una noche de cada dos períodos sería añadida, bien a las noches MARTES, bien a las noches JUEBES, la noche MIERCOL (Bien Parecer/aparecer Sóla).

http://teoriadelta.blogspot.com/2011/12/el-nombre-de-los-dias-1-de-2.html

8 dic 2011

EL NOMBRE DE LOS DÍAS (1 de 2).

Una vez que el Sol entra para iluminarnos, da comienzo su recorrido visible para todos los seres de la Tierra, coincidiendo también con el período de mejor temperatura y claridad de visión. Este es el motivo por el cual la palabra TIEMPO es utilizada para referirnos tanto al clima como a la duración de los momentos, más o menos largos.

El Hombre siempre ha necesitado de referencias para hacer sus cálculos. Una referencia es un punto absoluto establecido, fijado de manera que favorezca la contabilidad de cada acontecimiento vital con garantías de fiabilidad, para su propia seguridad.

Cuando, por imperiosa necesidad de salir a buscar alimento o cualquier otro recurso imprescindible, hay que salir del lugar que ofrece seguridad, es deber primordial no perderse, saber regresar. En este aspecto, todo aquel que sale ha de estar de vuelta antes de que la oscuridad llene todos los rincones de la existencia, quedando desamparado. Además, debe conocer el camino de regreso que, ni por asomo, es igual al que trajo, por cuanto la percepción y la perspectiva es indefinidamente cambiante.

Ambas circunstancias, que confluyen en esta actividad, implica la necesidad de establecer los referentes que antes mencioné, y no son más que los espaciales (la observación de puntos singulares desde al menos dos ángulos diferentes, junto con la colocación de alguna marca o señal) y los temporales (duración del período de visibilidad, en principio).

El Espacio y el Tiempo son dos magnitudes que siempre han estado presentes en los cálculos del Hombre para su evolución y desarrollo, de manera más o menos controlada. La búsqueda de Sol y Alimento crean en él esta determinante obligación, que le conduce a unas deducciones predeterminadas en cada momento evolutivo.

Un desplazamiento conlleva un período temporal (en principio diurno), y la medición de ambos se toma bajo el referente de la duración del sol en el cielo, concepto tomado durante mucho tiempo como absoluto. Sería la relación existente entre las distancias recorridas a pie por el Hombre y las distancias recorridas por el extremo de la sombra de un objeto clavado en el suelo, los albores de la geometría, palabra estrechamente vinculada con el Sol, en su etimología originaria y no con la Tierra.

Sabido esto anterior, podemos deducir que, antes de poner nombre a períodos de tiempo muy grandes (semanas, meses, años eras, ...) o muy pequeños (horas, minutos, segundos, ...), el Hombre hubo de poner nombre a los períodos, en principio, más significativos: las noches.

El nombre de los días (2 de 2)


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